Varices

¿Qué son las varices?

Las varices son venas superficiales que se dilatan de forma anormal haciéndose visibles bajo la piel, apareciendo habitualmente en las piernas. Se producen como consecuencia de un mal funcionamiento de las válvulas venosas que, cuando funcionan de forma correcta, ayudan al retorno venoso de la sangre de la zona más periférica al corazón venciendo la fuerza de la gravedad.

Las varices afectan a un gran número de personas, siendo más frecuente con la edad (más del 70% de pacientes por encima de los 70 años tiene algún grado de enfermedad venosa crónica) y en mujeres. A pesar de que el factor genético es importante, el estilo de vida del paciente y evitar el sobrepeso son aspectos importantes para prevenir las varices.

¿Qué síntomas y riesgos producen las varices?

Los síntomas de las varices pueden ser muy variados. Algunos pacientes pueden padecer varices y no presentar ningún síntoma, otros sin embargo pueden presentar una enorme pesadez, calambres, quemazón, picor o sensación de hinchazón. Estos síntomas empeoran al finalizar el día o en períodos de más calor así como en días en los que el paciente permanece un largo tiempo de pie. Además, las varices provocan un problema estético en aquellos pacientes que las padecen.

En la mayoría de los casos es una enfermedad benigna pero que puede empeorar mucho la calidad de vida del paciente. Las varices son un estadio temprano de la enfermedad venosa crónica, que puede progresar a lo largo de los años hasta alcanzar el estadio más avanzado que es la úlcera venosa. Por eso, es fundamental diagnosticarlas y tratarlas en los primeros estadios porque es una enfermedad crónica que puede progresar. El 10% de los casos de varices pueden complicarse con sangrados (varicorragia) o trombosis. En esos casos es prácticamente obligatorio llevar a cabo algún tipo de tratamiento para para evitar que se repitan estas complicaciones. Es esencial la valoración precoz por el especialista en Angiología y Cirugía Vascular para controlar la enfermedad desde los estadios iniciales.

¿Qué cuidados debemos seguir para no padecerlas o minimizarlas?

  • Prevenir es curar

    Estar atentos ante los primeros signos o síntomas y acudir al especialista cirujano vascular para que diagnostique el problema y prescriba el tratamiento adecuado y la necesidad de seguimiento.

  • Evitar las posturas estáticas

    Es decir, no estar de pie o sentado demasiado tiempo de forma estática. Es muy recomendable realizar movimientos cada cierto tiempo de flexoextensión y rotación del tobillo y dedos de los pies, darse pequeños paseos, aunque sean de unos minutos, procurar poner las piernas en alto cuando la situación lo permita.

  • Poner las piernas en alto.

    Sobre todo al final de la jornada cuando estamos en reposo o sentados en el sofá. Así cederemos la fuerza de la gravedad.

  • Evitar el sedentarismo

    El deporte es uno de los mejores aliados para paliar esta patología, sobre todo aquel ejercicio que active los músculos de las pantorrillas. La natación es una de las actividades más recomendables así como los paseos diarios. Lo ideal es adecuar el ejercicio físico a las posibilidades de cada uno. Un ejercicio ideal para esta dolencia son los paseos por la orilla del mar.

  • Llevar una dieta equilibrada y variada.

    Rica en vitaminas C y E, Omega 3 y fibra.

  • Evitar el estreñimiento

    Ya que influye negativamente en el retorno venoso de las piernas al aumentar la presión intraabdominal. Para ello realizaremos ejercicio físico y haremos una dieta rica en fibra, además de una buena hidratación bebiendo suficiente agua.

  • Evitar el sobrepeso y la obesidad.

  • Utilizar medias de compresión

    Sobre todo, aquellas personas con trabajos que requieren posiciones estáticas, con factores de riesgo o con enfermedad venosa crónica diagnosticada. Son una gran herramienta para facilitar la circulación de retorno de las piernas al corazón. Deben adquirirse en farmacias u ortopedias siguiendo las indicaciones del cirujano vascular sobre el tipo de media más adecuado en cada paciente.

  • Evitar los focos de calor directos y continuos

    Ya que el calor causa la dilatación de las venas, empeorando su función de retorno venoso. Evitar baños muy calientes, radiadores o estufas cerca de las piernas. Por el contrario, es bueno terminar la ducha con un poco de agua tibia o las cremas de efecto frío pues nos va a disminuir el tamaño de la vena y puede mejorar los síntomas.

  • Masajear las piernas de forma ascendente desde tobillo a muslos

    Por ejemplo al hidratarnos la piel con crema tras la ducha.

Tratamiento de varices

Actualmente existen tres pilares fundamentales para abordar las varices.

  • Cambios en el estilo de vida.
  • Tratamiento médico con medias de compresión y flebotónicos (fármacos para mejorar la función venosa y los síntomas y signos de enfermedad venosa crónica).
  • Cirugía de varices. Los mayores avances en los últimos años han sido en torno a los métodos quirúrgicos, ya que prácticamente se ha abandonado la cirugía abierta (safenectomía) a favor de métodos mucho menos invasivos, que han demostrado ser igual o más eficaces con menor riesgo de complicaciones y mejor posoperatorio. Estos métodos son la ablación térmica, fundamentalmente por láser y radiofrecuencia, la ablación química con microespuma, la ablación mecánico-química con MOCA y el sellado con pegamento biológico (cianoacrilato). Hoy en día el postoperatorio de la cirugía de varices es mucho más sencillo que hace años, siendo ahora un procedimiento del que los pacientes se recuperan con rapidez, sin necesidad de estar ingresados y pudiendo continuar con su vida en un corto período de tiempo. Algunos métodos quirúrgicos pueden realizarse fuera de quirófano con anestesia local sin requerir baja laboral ni uso de medias de compresión.

PREGUNTAS FRECUENTES

Sí, las varices pueden operarse en cualquier época del año. El uso de media de compresión que prescribimos tras algunos tipos de tratamiento hace que la cirugía sea más incómoda en los meses de calor. No obstante, para las cirugías de varices en los meses de verano recomendamos técnicas específicas que no requieren el uso de media y son muy eficaces.

Se pueden intervenir pacientes de cualquier edad, incluso pacientes anticoagulados, ya que algunos de los tratamientos se realizan bajo anestesia local y con solo una punción.

Las varices son un estadio dentro de la enfermedad venosa crónica. Es como su nombre indica una enfermedad crónica. Hay quien piensa que si te operas joven tienes mayor riesgo de que en el futuro el problema reaparezca. Esto no es así. Al ser una patología progresiva, puede suceder que se opere una variz en una pierna y al cabo del tiempo aparezca otra en un lugar diferente y no tiene nada que ver con que la operación se haya hecho mal, sino con los factores de riesgo y el estilo de vida que afectan a cada paciente de modo distinto. En algunos pacientes saldrán nuevas varices y en otros no. Lo ideal es que el paciente conozca antes y después de operarse de varices su enfermedad y que es bueno que continue cuidando sus piernas para reducir el riesgo de que nuevas varices aparezcan.

Las varices tienen un componente hereditario importante y muchas personas que tienen várices tienen antecedentes de familiares de primer grado, pero no siempre la genética es la responsable de su aparición.

Además de la herencia genética, existen otros factores de riesgo, como son la edad, el sexo femenino, los embarazos, las terapias hormonales y algunos otros fármacos. También los trabajos que obligan a estar mucho tiempo de pie de manera estática, el sobrepeso u obesidad, los focos de calor continuo sobre las piernas y el haber sufrido episodios de trombosis previas.

Los primeros síntomas de alarma de sufrir enfermedad venosa crónica son esa pesadez hinchazón, calambres, hormigueos o picor que se agravan al final del día y con el calor. A veces lo primero puede ser observarnos alguna variz teniendo pocos síntomas. Ante los primeros avisos, es recomendable acudir al especialista en Angiología y Cirugía Vascular para que diagnostique cuanto antes el problema y pueda prescribir el tratamiento más indicado y las opciones de eliminarlas.

1. Cuando tengo síntomas tipo pesadez, hormigueo, hinchazó, ardor, picor etc.

2. Cuando me suponen un problema estético.

3. Cuando se complican con cambios de coloración de la piel, dermatitis. Úlceras o bien tras episodios de sangrado o de trombosis.

El tratamiento quirúrgico de varices es personalizado según el tipo de varices que presente el paciente así como las características personales de cada caso.

Según estos parámetros y de forma consensuada con el paciente ofreceremos un tratamiento u otro, siendo todos los procedimientos ambulantes y no requiriendo hospitalización, con periodos de recuperación rápidos. Debemos ser conscientes de que todas las varices no pueden tratarse de la misma forma y que no todas las técnicas sirven para todas las varices. Es fundamental el estudio completo por parte de un Cirujano Vascular para que se pueda ofrecer la mejor terapia en cada caso.

La vena que operamos ya no cumplía su función de retorno venoso al corazón. Al eliminarla la sangre circulará por otras venas sanas mejorando el retorno venoso de las piernas.

 

La recuperación dependerá de la técnica con la que te hayamos operado.

En el caso del cianoacrilato (pegamento), la incorporación a la vida laboral generalmente es inmediata, raramente se precisa analgesia y no suele ser imprescindible el uso de media de compresión. En el caso de la termoablación con láser o radiofrecuencia, técnica poco invasiva con similar eficacia, dado que la vena se cierra por calor se produce un proceso inflamatorio donde los tejidos tardan un poco más en recuperarse. Se precisa de analgesia los primeros días y medias de compresión siendo normal sentir una tirantez leve en la zona tratada durante unas semanas. La vuelta al trabajo, suele ser en pocos días aunque dependerá del tipo de actividad que se realice.

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